Agricultura y ganadería

Proceso de participación: 
Plan Reactivar Navarra 2020-2023
Ámbito: 
DESARROLLO TERRITORIAL SOSTENIBLE
Texto: 

No se puede frenar el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación, la sequía ni la “erosión” rural si no actuamos sobre el modelo agroalimentario. El actual modelo es el responsable del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero, del consumo del 70% del agua dulce del planeta, pero también el principal responsable de su contaminación, principalmente por nitratos, del 75% de la deforestación y del uso masivo de plaguicidas y de antibióticos en la ganadería industrial. También las emisiones de amoniaco, derivadas principalmente de la agricultura, son un gran problema ambiental y España lleva 10 años sin conseguir cumplir los umbrales establecidos por la UE, lo que podría dar lugar a un procedimiento de infracción y una multa.

Pero, hay alternativas y son la única forma de enfrentarnos a los retos presentes y futuros en cuanto a la producción de alimentos. La agricultura ecológica ha verificado en España un crecimiento vertiginoso y es un motor generador de empleo y riqueza incluso durante la difícil situación económica. Lamentablemente, la ganadería ecológica no ha evolucionado al mismo ritmo. Debido a la creciente concienciación de la ciudadanía, la demanda de productos ecológicos crece a un ritmo muy superior al de la oferta.

Navarra es la quinta comunidad autónoma con la mayor superficie agrícola relativa dedicada a la agricultura ecológica (casi un 7 % de la superficie agrícola utilizada (SAU). Sin embargo, existe aún un amplio margen de crecimiento y por ello debe seguir este camino. Sin embargo, el uso creciente de maíz transgénico entra en contradicción con la apuesta decidida por un modelo de agricultura realmente sostenible.

Para garantizar un crecimiento continuado de la agricultura y producción ecológica hace falta una apuesta decidida y valiente por este modelo de producción. La agricultura ecológica es una inversión de futuro y segura y los “intereses” que reporta benefician a todas las personas, desde el productor al consumidor, y también al Planeta. Por ello se propone:

> Establecer objetivos cuantitativos de reducción de emisión de GEI relativos al sector agrícola. Desde Greenpeace se propone una reducción de 42% para 2030 en respecto a 1990 y del 64% para 2050.

> Se desarrolle un nuevo plan de agricultura ecológica con objetivos cuantitativos de incremento de la superficie dedicada a la agricultura ecológica (alcanzar al menos el 30% de la SAU para 2030 y el 100% para 2050).

> Se apoye decididamente la producción ecológica con programas de formación y asesoramiento que permitan la incorporación de nuevos/as productores/as, con especial atención a personas desempleadas o en riesgo de exclusión social.

> Se aplique la nueva Ley de Contratación Pública y la Ley para la promoción de Una Vida Saludable y una Alimentación Equilibrada para que así se garantice una dieta sana y sostenible, baja en proteína animal, y la oferta de productos ecológicos, locales y de temporada en el sector público (enseñanza, hospitales, administración pública, comedores sociales, prisiones, actos públicos, etc.) y se incentive estas mismas prácticas en el sector privado.

> Más ciudades firmen el Pacto de Milán y pongan en marcha iniciativas para cumplir sus objetivos.

> Se establezca un calendario y objetivos claros de reducción de uso de plaguicidas, empezando por aquellos que son peligrosos para las abejas y otros insectos polinizadores y para las personas. En concreto se propone una reducción del uso de plaguicidas y fertilizantes sintéticos del 50% para 2023. Además es necesario poner en marcha programas de prevención y control de plagas basados en los métodos y técnicas ecológicos que fomenten la biodiversidad en las explotaciones y fuera de ellas.

> Se prohíba el uso del glifosato en sus usos en jardinería urbana y de conservación y se presente un plan de transición para su total eliminación en la agricultura.

> Se cumpla la obligación, impuesta desde enero de 2014, de que todos los productores europeos apliquen la gestión integrada de plagas en sus explotaciones.

> Se incremente la recogida selectiva de los residuos orgánicos y su compostaje para reducir la dependencia de fertilizantes químicos, mejorar la fertilidad del suelo y frenar los procesos de erosión.

> Se prohíban los cultivos transgénicos comerciales, y experimentales al aire libre, al amparo de la nueva legislación europea sobre cultivos transgénicos y teniendo en consideración las conclusiones del Informe Técnico núm. 256 del Gobierno de Aragón.
No se aprueben los nuevos proyectos de ganadería industrial ni la ampliación de los existentes y se apoye la producción ecológica y local. Desde Greenpeace proponemos controlar la carga ganadera sobre el territorio estableciendo el límite en un máximo de 1,5 UGM/ha/año.

> Contemplar medidas para reducir el desmesurado consumo de carne en Navarra y para la adopción de una “dieta de salud planetaria” tal y como propone la ciencia.

> Identificar las zonas agrícolas más vulnerables al cambio climático y desarrollar un plan de adaptación y recuperación de estas zonas basado en la agroecología.

> Apostar por una Política Agrícola Común (PAC) con ambición climática y de protección de la biodiversidad que permita la transición hacia un modelo 100% agroecológico y que deje de financiar la agricultura y ganadería industriales.