2. Memoria y víctimas / Memoria eta biktimak

Es necesario que en la construcción de esta memoria crítica se incluyan todos los hechos traumáticos acontecidos en esta comunidad desde 1936 y hasta la actualidad. Es necesario además, que en este proceso se recoja un reconocimiento explícito por parte de la Administración Foral de la utilización que se ha hecho y se hace, por parte tanto del Estado como de las administraciones autonómicas, de la privación de libertad para generar más daños y atemorizar a la sociedad. Así mismo, deberá reconocerse por la Administración Foral como se ha consentido (y se consiente) y se ha reclamado (y se reclama) la vulneración de derechos de las personas privadas de libertad, bajo el paraguas de la protección de los intereses superiores imperantes en cada momento. Dichas vulneraciones han constituido y constituyen torturas, malos tratos o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

El momento presente de posterrorismo de ETA es difícil para las víctimas, puesto que la tentación por el olvido es cada vez más grande. Es necesario recordar que las consecuencias del terrorismo no desaparecieron de un plumazo cuando ETA decidió anunciar que desactivaba sus siglas. La disolución de ETA no puede convertirse en la antesala para que su entorno político logre sus reivindicaciones con nocturnidad y alevosía. El Estado no le debe nada a ETA ni a quienes apoyaron y apoyan su proyecto político.

Desde la Fundación Secretariado Gitano se adjuntan las siguientes aportaciones

Adjuntamos el documento en el que recogemos las aportaciones de que desde la Fundación Egiari Zor, que integra a víctimas de vulneraciones de derechos humanos cometidas por el Estado, hacemos a este punto del Plan.

En el documento adjunto abordamos tres cuestiones en relación a las víctimas, algunas consideraciones a tener en cuenta para avanzar en una memoria crítica inclusiva y añadimos un tercer aspecto que no aparece recogido en este Libro Blanco y que sugerimos sea incluido: la cuestión de las personas presas, huidas o deportadas.

Respecto a la Guerra Civil y el franquismo, las instituciones deben: ● Asumir un rol activo en las labores de localización, exhumación, identificación de los restos mortales de víctimas de desaparición forzada durante la Guerra Civil y el franquismo, y su devolución a los/as familiares; impulsar medidas de apoyo y asistencia a las víctimas de sustracción de recién nacidos, y/o sustitución de su identidad. Además, promover las actuaciones necesarias y una normativa autonómica que garanticen la verdad, justicia y reparación de las víctimas y sus familiares. ● Alentar las iniciativas legislativas estatales para garantizar que los crímenes de derecho internacional no son susceptibles de amnistía, o prescripción y para adecuar a los parámetros del derecho internacional la tipificación de conceptos como la desaparición forzada o la tortura En el contexto posterior al cese de la actividad armada de ETA, Amnistía Internacional reclama de Sociedad e Instituciones ● Garantizar que no habrá espacios de impunidad para los graves abusos contra los derechos humanos cometidos por ETA, y que se investigarán las denuncias de graves violaciones de derechos humanos atribuidas a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. ● Asegurar el derecho de todas las personas a la verdad, justicia y reparación, incluyendo la indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición, para las víctimas de ETA y de otros grupos armados, incluidas las víctimas de los GAL. ● Ello incluye a las víctimas de tortura y otros malos tratos Para ello se deben identificar, de manera exhaustiva y unitaria, las violaciones de derechos humanos cometidas dentro del contexto de la lucha antiterrorista, incluyendo datos desagregados, garantizando la perspectiva de género (identificando el impacto que las mismas han podido tener en las mujeres) y pedir a las autoridades implicadas un reconocimiento público del daño causado.

Está bien el reconocimiento de todas las víctimas, absolutamente todas, de todo tipo de violencias, tanto las producidas por organizaciones que ejercieron la lucha armada como las producidas por los cuerpos policiales y parapoliciales, pero el Plan Estratégico de convivencia de Navarra no debe detenerse en esa argumentación, el reconocimiento nunca puede ir en solitario, siempre debe ir unido al derecho a conocer la verdad de todas las vulneraciones de derechos humanos y a la exigencia de un trato equitativo e imparcial por parte de la justicia. A esto hay que añadir el derecho a la memoria y a las garantías de no repetición. El plan no debe caer en el error de establecer categorías entre las víctimas, de calibrar el sufrimiento o de poner cifras encima de la mesa. Las víctimas han sido muchas, demasiadas y diferentes, se mire desde el ángulo que se mire. Si queremos una sociedad en la que convivamos todas y todos no se puede basar en la amnesia, el olvido o en “un pasar página” dejando atrás injusticias o casos sin resolver. El plan debe dirigir sus esfuerzos hacia una memoria activa que analice las causas del conflicto que nos tocó vivir. Ya que no fuimos capaces de evitar aquellas barbaridades al menos seamos capaces de establecer una memoria veraz de aquellos hechos.

Cuando una crisis política deriva en un conflicto violento la causa siempre tiene que ver en su inicio con que se han ignorado los Derechos Humanos como instrumento para solucionarlo. Durante su desarrollo, lo hemos visto en los grandes enfrentamientos armados de la historia, son pisoteados inmisericordemente, en particular los de las personas más indefensas. Si en su final no se tienen en cuenta como guía para la resolución justa, se cerrará en falso y brotará, no importa cuando, de una manera u otra. Hay distintas memorias históricas en el mundo que lo ponen de manifiesto.

Es de gran importancia tener en cuenta a las víctimas, todas las víctimas, y reconocerlas como tal para obtener su confianza y favorecer el encuentro y reconocimiento entre víctimas de diversas violencias. Hay que considerar a las víctimas como sujetos activos en la creación de la convivencia con un papel importante pero no absoluto. Las víctimas son ante todo personas y como tal sujetos de derechos y también de deberes, tienen su ideología y su sensibilidad y lo que le define como víctima es el injusto daño causado y el sufrimiento padecido por el,

El Plan tendrá que abordar el desarrollo de una memoria crítica sobre situaciones históricas de ausencia de libertades e imposición de desigualdades sociales, cuyas causas y consecuencias debe de afrontarse en el marco de la aplicación del derecho humanitario internacional; y a través de una memoria inclusiva como resultado objetivo del conocimiento de la verdad, la realización de la justicia efectiva y la implementación de medidas de reparación, incluidas las garantías de no repetición para todas las víctimas de la violencia generada, recuperando la confianza entre las personas e instituciones, afianzando los compromisos con los derechos humanos, y proyectando acciones dirigidas a desactivar, deslegitimar y erradicar el odio, la intolerancia, los abusos y la violencia.

Quizás "DDHH Universales" le daría connotación global y peso